Julia Norzagaray es una artesana de personajes con psiques fragmentadas que invitan al diálogo con lo inasible del dolor y el trauma. En esta ocasión presentamos “A través de la muerte creamos el tiempo”, una minificción que explora el suicidio y la conexión con el otro. Se trata de un texto que entra dulce por el jugueteo diegético y echa raíces en un franco desasosiego: jamás poder superar una soledad que es apática al cuerpo.
E.L.A
A través de la muerte creamos el tiempo
El cadáver colgó del techo durante dos semanas y media. Lo reportó el vecino a medianoche, sobresaltado, cuando un estruendo lo despertó; el ventilador al cual estaba amarrada la soga por fin había cedido. Nadie había notado el espectacular hedor a muerte que emanaba a través de las rendijas del apartamento. Cuando los detectives cuestionaron al resto de los inquilinos, les regresaron miradas en blanco. El casero excavó hasta el fondo de una enorme pila de papeleo: años de renta sin pagar, a nombre de nadie. Le pregunté al detective si investigarían a la familia del suicida por fraude. Me contestó: “¿cuál suicida?”, y me dejó solo en la morgue con el cuerpo. Mientras hacía la autopsia, noté un suave tañido digital. Al separar los pliegos de su musculatura abdominal, encontré una masa de cables—bloques de explosivo plástico—y una cuenta regresiva, guiñando hacia cero. Sobre la mesa de evidencia, su nota de suicidio:
“Para mi único amigo.”
Julia Norzagaray es autora y fotógrafa. Radica en Mexicali, México. Publicó y gestionó la revista digital HELL.