Shorts // Mario Alberto Bravo

Los poemas de Mario Alberto Bravo son saboteadores de un alma sensible ahora mismo si es que estás fumando weed. No ha alterado sus símbolos, puntos y letras pero las imágenes explotan en tus pestañas postizas si lo lees, aquí lo más fuerte que he leído en estos meses de Enero y Febrero de este año del futuro: 2022. Que como Bravo, está siendo bravo con situaciones que golpean, los poemas son situaciones atemporales y también duelen como esas situaciones pero te enseñan algo y mientras te sirvan el camino o le prendan fuego la poetry, los cuentos, las palabras y la literatura seguirá amándonos, como Mario Alberto nos ama con estos poemas. Te amo, te poemo.

F.E.T.E.


1

Las intenciones perecederas no son lo mismo a:

  1. Encontrar un recipiente con comida descompuesta dentro del refrigerador.
  2. Abandonar tu poema favorito en un espacio público.
  3. Reconocer las emociones estancadas mientras Macoli culkins salta de la ventana.

Todo caduca y para caducar primero madura, el peso del guayabo se extiende sobre mi columna, las raíces entran por mi espalda hasta alcanzar la punta de mis dedos, un deseo se asoma por la puerta, apenas puedo reconocer la absorción con la que clava mis manos sobre el escritorio, en el segundo panel del lado izquierdo de mi refrigerador se encuentra un cartón de leche de hace un año. Puede que contamine la demás comida a su alrededor de la misma forma con la que me contaminó a mí, un objeto con ese tipo de desequilibrio cuántico es el pretexto perfecto para marcar mi tiempo límite, marco líneas en mi cuerpo para escuchar lo que es mío, líneas que abren y cierran a la par del sonido de mis intestinos a la media noche, líneas que terminan por cruzarse y hacer nudos.


2

La alineación de nuevas fuerzas de traslado múltiple dentro de lo ordinario 
Un frasco roto en medio de la casa tiene que ser usado como mapa 
La intención de querer de verdad sentir al otro 
Una conjunción entre las sombras y el futuro o el presente y la luz, las piedras son una mantis abrazando lo que queda del presente 
La mayoría de los hechos ya son historia, he vuelto a rascar con las uñas los parpados del cielo, no tengo intensiones de limpiar mi nombre 
Hablo de mi pasado como algo que existe dentro de un recipiente o pensando en lo que me queda de agua 
Soy todo lo que no escojo y voy a escribir tres veces la misma oración para no desorientar mi presente: 
Un hombre mira del otro lado, más allá de su sombra.
Un hombre mira del otro lado, más allá de su sombra.
Un hombre mira del otro lado, mas allá de su sombra.
Un hombre mira del otro lado, más allá de su sombra.
Un hombre mira del otro lado, más allá de su sombra.
Un hombre mira del otro lado, mas allá de su sombra.

3

El día que enterraron a mi padre mamá llegó corriendo toda pálida a la primaria, me la imagino atravesando las canchas centrales y un largo pasillo intentando pensar en una buena excusa para no hacernos sentir tristes. Mi hermano y yo salíamos del salón de clases emocionados porque regresaríamos a casa y no sólo eso, sino que también nos esperaría una buena ronda de videojuegos en lo que mamá preparaba lo necesario para viajar a casa de la abuela. Teníamos que atravesar el centro de Tokio arriba de un Camaro negro con doble inyección de nitrógeno antes de que se terminara el tiempo, las reglas eran básicas, los sabotajes estaban permitidos, la muerte era el efecto de haber resuelto aquel asunto, mi padre se volvía parte del asfalto, lo podíamos oler, el gato arriba de la mesa chillaba intentando tirar el cartón de leche, yo ya pensaba en la muerte desde antes de que muriera mi padre, yo nunca había asistido a un funeral y sin embargo siempre estuve listo, su presencia siempre se marchaba con la historia, con el final de ese videojuego que nunca pudimos terminar porque el DVD se encontraba lo suficientemente rayado como para demostrarnos a mi hermano y a mí lo suficientemente jóvenes que éramos como para contar una historia.


4

Para este punto de mi vida me pregunto cuántos litros de sangre he perdido gracias a los mosquitos
El cuarto está muy oscuro y para entrar hay que mirar a través de uno
la inteligencia es como retroceder ante un hecho apopléjico 
Reconstruir la memoria es como volver a casa 
Y recostarse ante los pies de mi padre  
Así zumba el sendero 
Cuando uno va por la vereda
Con las manos llenas 
A paso corto y callado el sol nos señala en la cara
Con los ojos rojos y un caballo al costado 
Todo mal alimentado con el pelaje sucio 
Las intenciones son perecederas bajo cualquier instinto   
Mis ojos buscan debajo del olivo
Soy agua que fluye lento.

5

Mi gato perdió un ojo intentando jugar a las cartas, un hombre me apunta desde su ventana 
Soy una silueta pintada afuera de tu balcón y podría estar mirando el eclipse
Estoy recostado del otro lado viendo crecer mis huesos
Desde este ángulo el polvo oculta lo suficiente como para no dejar caer una risa hasta el fondo
El amanecer se acerca y nada era como pensaba 
Dios me señalo con los dedos sucios
nadie nos preparo para perder la billetera o todo lo que significa estar vivo
Soy un hombre de bien y vivo acompañado de mi gato 
Aunque a veces tenga que arrojarlo más de treinta centímetros 
Nos estamos mirando y eso significa algo 
Toco la esponja en tu mano para sentirte lejos 
Eres todo lo que acontece para después estar vivo 
O todo lo que pretendo para poder estar vivo.     

Mario Alberto Bravo (2000) editor y curador en «Súper ediciones prisma», editorial ganadora de la beca «Colectivos comunitarios», autor del libro «Nunca» presentado en «Beaux Arts», colabora con el programa «A common place” para Radio Alhara, su trabajo abarca desde la literatura, el arte 3d, performance y el sonido.

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