El silencio se convierte en un aliado. Es peligroso que así sea, pero funciona para evitar juicios. Sylvia Aguilar Zéleny entendió bien esta alianza con el silencio, aunque este también enferma. En el siguiente texto, Aguilar Zéleny nos muestra un recorrido desde la niñez hasta la etapa adulta, desde que se hace un pacto con el silencio hasta que se rompe, y nos muestra un recorrido por épocas y estilos que atraviesan a gran parte de una generación.
K.M.C.
Una no habla de esto
Fragmento: (de la reedición-reescritura de Unanohabla de esto)
Una no habla. Una no dice nada cuando los papás pelean y apenas se tienen cinco años. Una no sabe qué significan las palabras ansiedad y soledad, pero las conoce a las dos de golpe en 1981. Una aprende a sanar, ansiedad y soledad, bajo el agua de la regadera. Una está en el kínder y desea estar en la primaria. Una se va a la primaria un año antes del supuesto. Una está en la primaria y desea quedarse para siempre ahí. Una mira y mira al compañero del salón porque sus ojos son los más bellos. Una, además, desea ser la favorita de esa compañera del salón porque su cabello es hermoso. Una se niega a bailar en el festival, a recitar el 10 de mayo y a decir el juramento a la bandera frente a toda la escuela. Una termina haciendo todo eso. Y más. Una no sabe qué hacer cuando, una buena mañana, ya no es niña y sin embargo lo es. Una está en la secundaria y extraña la primaria: al compañero, a la compañera, los festivales, los juramentos, todo. Una odia el uniforme rosa de primero, el azul de segundo, pero ansía tener el guinda de tercero. Una llega a la prepa. Una oye a Pink Floyd y no sabe por qué, pero le gusta. Una no se lo platica a sus amigas de la prepa con quienes escucha Flans. Una se viste como Ilse de Flans, aunque secretamente Una preferiría ser Yvonne. Una lee El retrato de Dorian Grey a escondidas. Una conoce a otra que leyó Demian a escondidas. Una y Otra se hacen amigas. Unas mejores amigas. Una y otra, intercambian libros. Una y otra, se prestan secretos. Una y otra descubren y se descubren. Una y otra se asustan. Unas, se dejan de hablar. Unas ignoran que no había nada de qué asustarse. Una y otra aprenderán, en uno y otro lado, muchos años después, que eran Únicas, sí, pero not really. Una no sabe qué estudiar. Una trabaja, “algo hay que hacer”, se dice. No, le dicen. Una se vuelve profe de inglés a los 18 años. Nadie la toma en serio. Una tampoco se toma en serio. Una lee, siempre lee. Una, finalmente, descubre qué quiere estudiar. Una escucha a su padre decir que él no le comprará libros para esa carrera. Una hace lo que mejor sabe hacer: callar. Una tiene ahorros. Una, a pesar de los ahorros, no puede comprar libros. Una descubre a Efrén Hernández y a Amparo Dávila en fotocopias de .25 centavos la página. Una descubre un mundo a .25 centavos la página. Una comienza a convertirse en UNA porque lee. Una conoce a Uno. Uno enamora a Una. Una se enamora de Uno. Una y Uno se convierten en Unos. Unos se escriben poemas, cuentos, promesas. ¿O solo fue Una? Unos se prestan libros. Unos hablan de libros. ¿O Uno le habla de libros a Una? Un día, Unos se regresan libros, poemas, cuentos y promesas porque Una conoció a Otra. Una y Otra. Una y Otra. Una y Otra. Una y Otra no van a ser Unas. Una es Una y Otra es Otra y así. Una, eventualmente, pierde a Otra. Todo por no Una no ser realmente Una. Una sobrevive la universidad con café, coca-cola, charlas hasta el amanecer, besos en labios suaves y en no tan suaves, canciones de Kate Bush y REM, novelas latinoamericanas, cuentos norteamericanos y uno que otro poema francés. Una, por primera vez, escribe. Una escribe de Una, de Otra, de Varios. Una aprendiendo a ser Una hasta que: Una conoce a Otro. Una se vuelve a Otro. Una se vuelve Otra. Otra se enamora, se casa, se pierde en el Nosotros. Nosotros dejamos todo. Nosotros habitamos en otra ciudad y en otro idioma. Nosotros queremos esto pero no aquello. Nosotros, nosotros. ¿Y si vuelvo a ser Una? Pero tú eres Otra, es más tú eres Nosotros. Una, entonces, busca dejar de ser Otra. Otra le dice a Otro que se va, que quiere ser Una. Otro adiós. Otro, adiós. Una vuelve al país, a la ciudad, a la familia de Una. Una vuelve a la vieja habitación de Una. Una se pregunta quién es Una y qué sigue para Una. Una se lo pregunta uno y muchos días. Una, entonces, desempolva el viejo escritorio. Una se sienta, abre su compu. Una mira su reflejo en la pantalla. Una. Una teclea, borra, corrige, y finalmente: Unanohabla de esto.
Sylvia Aguilar Zéleny. Nació en Hermosillo, Sonora, México. Recibió su MA en Humanidades en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y su MFA en Escritura Creativa de La Universidad de Texas en El Paso donde actualmente es profesora y directora del programa en línea. Sylvia es escritora bilingüe, en México ha publicado cuatro colecciones de cuento: Gente Menuda (1999), No son gente como uno (2003), Nenitas (2013), Nenitas (Premio Ciudad de la Paz, 2013), Señorita Ansiedad y Otras Manías (Premio Narrativa Emergentes, 2014), y las novelas Una no habla de esto (2007), Todo Esto Es Yo (Premio Nacional de Novela Tamaulipas, 2015), Basura (Nitro-Press, 2018). Su novela El Libro de Aisha fue publicada primero por Enjambre Literario en 2018 y ha sido reeditada por Random House este año. En Estados Unidos publicó la serie juvenil LGTTBQI ComingOut (Epic Press, 2014) y de The Everything I Have Lost (Cinco Puntos Press, 2019) . Ha sido ganadora del Fondo Estatal y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en México en 1999, 2004, 2007 y 2012. Sylvia es fundadora de CasaOctavia, una residencia y espacio creativo para escritorxs.