Sobre uvas y un año horrible // Nicté Toxqui

La poética de Nicté Toxqui nace de una sinceridad descarnada. Fuera de los moldes teóricos, la articulación de la desesperanza se siente como un grito escrito en la marcha. Este año, con todo y encierros en soledad, ha sido un detrimento masivo para la expresión. En este texto, el fin del 2020 no se manifiesta como un punto de inflexión, sino la continuación de una parálisis tóxica.

-E.L.A.


Estoy comiendo uvas. Una tras otra 
 las coloco enteras en mi lengua
 hasta sentir que mi boca 
 es un espacio reducido 
 en el que no caben 
 ni todas las frutas 
 ni todas las palabras. 
  
 Éste es un año nuevo
 en el que no tengo propósitos. 
  
 Observo el racimo 
 que posa sobre mi plato:
 la abundancia 
 es un montón de vacíos
 que penden, con ligereza
 de sus raspones. 
  
 Muerdo una uva a la mitad. 
 La pulpa relumbra, hierve
 como el valle donde vivo. 
 Es una mañana soleada
 y no sé qué hacer con ella.
  
 Mi lengua se vuelve rasposa
 de tanto dulce. Estoy hostigada
 pero sólo me gustan estas uvas. 
 Su color me recuerda también 
 a lo que todavía no está maduro.  
  
 El mes de enero se acaba 
 conforme devoro el racimo. 
  
 Y yo soy esa, 
 que está pidiendo 
 que suceda 
 cualquier cosa. 

Nicté Toxqui es autora de Errata (Sangre Ediciones, 2017) y Melamina (IMAC, 2015). En 2015 obtuvo el Premio Dolores Castro de Poesía y en 2017 el Carlos Fuentes de Ensayo. Ha publicado en revistas nacionales impresas y digitales.

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