El ejercicio de retratar la ciudad y sus dinámicas, por decir lo menos, es ambicioso; hay en ella una yuxtaposición (no del todo voluntaria) de sonidos, imágenes, arquitectura y personas, así como estímulos constantes a la imaginación y a los sentidos que invitan a disolverse.
En México hemos tenido poetas que han hecho de lo urbano un tema recurrente en su trabajo. Vienen a mi mente dos de ellos, Manuel Maples Arce, y su neurótico súper-poema bolchevique VRBE, y Alejandro Aura con Volver a casa. Además, está siempre el referente del futurismo italiano (¡tan equivocados, pobres!) y el estridentismo.
Los poemas de Ariatna Gámez Soto se inscriben a esta búsqueda de retratar, (des)armar y dibujar la ciudad. Pasan sutilmente por sus textos imágenes de neón, avanzan como las curvas del art decó. Aquí es siempre de noche.
J.G.
Montaje de ciudades
In my head, I play a supercut of us…
The visions never stop…
But when I reach for you, there’s just a supercut…
-Lorde
Los nuestros son los momentos que reproduzco en la oscuridad: letreros color neón, luces difuminadas de los autos en la velocidad, suelas consumidas por el pavimento en la Avenida de Nadie. Es la Ciudad una caída de pinturas desgastadas en la pared. Miramos las espirales de concreto: las avenidas donde negamos nuestra existencia, donde éramos salvajes y fluorescentes, quizás hubiésemos derrumbado todo, dejar que los cristales se apagaran, jugar entre las luces amarillas que la noche nos ofrece, entre los colores de un atardecer borroso y los intentos por mantener el equilibrio en la orilla de la banqueta. Nosotros fuimos ese Instante: la revelación de la Ciudad que deshizo nuestra presencia para dejar sólo el recuerdo.
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Nocturmínimos
Las pesadillas
se heredan.
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Christopher me dijo que
todas las cosas tienen su nombre.
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¿Cómo se dibuja la noche?
*
-¿Cómo se llama la luna?
-La luna se llama Luna.
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Nací para predicar
la religión de la muerte.
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Lempicka
Me miro al espejo y pienso en las formas para (de)construir este rostro, cada trazo y espiral aurea. Las líneas se forman, se unen las ciudades y las miradas, una naturaleza invadida por la modernidad y olvidada por los cuerpos. Todo se confunde y danza alrededor de esta sociedad rota que ahora habita el cuadro como éxtasis de una santa.
Ariatna Gámez Soto (Estado de México, 2001). Estudiante de letras modernas italianas en la FFyL de la UNAM. Ha publicado en diversos medios como Nocturnario, Primera Página, Palabrerías, Punto de partida, etc. Es miembro de la tercera generación de Nido de poesía de la editorial LibrObjeto.
Te amo Ariatna, cásate conmigo por favor. Me desmayo. Qué chulería en pote son tus palabras.
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