Este cuento nos hace amar mucho a Yeniva Fernandez, desde Lima Perú todas estas maravillosas sensaciones en imágenes que nuestra querida escritora nos plantea. Y nos hace recordar nuestros pensamientos infantiles sobre nuestras amadas madres.
F.E.T.E.
Son las seis de la mañana, casi no se distingue el cielo, una delgada pantalla de gasa cubre el ambiente, como un velo que de pronto alguien hubiera dejado caer sobre la frente de Lima o como finos mechones de cabello blanco, que agitados por el viento, se empeñan en precipitarse sobre los ojos de los pocos caminantes que a esa hora transitan la calle, que tú, mi pequeña Yolanda, observas desde el tercer piso del edificio donde vives con tus padres, mientras yo te miro sonreír, “¡qué lindo!”, y extender los brazos fuera de la ventana. Una perfecta y ligera lluvia moja tus manos, “¡Garua… uuuaaaaa!”, te quedarías así toda la mañana, mas escuchas unos pasos junto a tu puerta y te diriges de puntillas al baño. “Yoli, ya, apúrate”, dice tu madre que se aleja rumbo a la cocina, entonces regresas a cerrar la ventana del dormitorio, vuelves al baño y te metes a la ducha cantando, porque el invierno al fin ha llegado a la ciudad con sus barcos fantasmas poblados de piratas, con sus sapos disfrazados de palomas agazapados en los árboles y con su hada que se pasea descalza vestida de armiño.
La escuela queda tan cerca de tu casa, que tu madre te despide confiada, “derechito al colegio, ah”. Sin embargo esta vez, como muchas otras, también desobedecerás, ¿verdad, Yolanda?, porque al llegar a la esquina veo que vacilas y en lugar de doblar a la izquierda, cruzas la pista, y yo sé que es el momento de caminar a tu lado. Me gusta acompañarte en estos recorridos, mi pequeña amiga, imaginar que soy un ama silenciosa que cuida tus pasos o una niña de tu edad que te sigue en tus juegos, aunque de sobra sé que para ti esto no es ningún juego, sino más bien una delicada una misión que nadie más puede llevar a cabo, porque sólo tú conoces el secreto. El secreto de la neblina, ¿cómo lo adivinaste, Yolanda? Nadie te lo ha contado, no lo has visto en los libros de cuentos ni en la televisión, simplemente una mañana despertaste sabiéndolo: la neblina es la cola del vestido de un hada. Un hada blanca que avanza desde el mar, que se pasea por la ciudad sin que la gente la vea. Y desde entonces la esperas, sabes.
Por eso ahora finges andar de modo distraído, pero con el rabillo del ojo vigilas la calle, no vaya a ser que el Hada blanca pase sin que te des cuenta y pierdas una oportunidad única, sobre todo después de tantos días de llegar tarde a clase, de tantos regaños de tu madre por demorarte en la panadería, de tantas tardes de no hacer los deberes por estar pegada a la ventana. Nada importa si es que al final la contemplas siquiera unos segundos. Y si se detuviera, Yolanda, si de pie frente a ti te preguntara, como surgió esta certeza.
contemplarla así sea unos cuantos segundos. Y si se detuviera, Yolanda? Que harías al tenerla frente a frente, le contarìas como descubriste su secreto. Xpor nadie te lo ha contado.
eras la única capaz de encontrar a esa hada que todos los inviernos se levanta del mar.
este paseo no es un juego, sino más bien una misión, un llamado, un … ¿cómo surgió esta certeza de que podrìas ver a la mujer de blanco? Nadie te lo ha contado, no lo has visto en los libros de cuentos ni en la televisión, simplemente un dìa despertaste sabiéndolo, la neblina es la cola de su vestido blanco, ella viene desde el mar, camina sobre las aguas sin mojarse los pies y a su paso las personas parpadean sin saber por que, y es en ese lijeropapadeo donde ella pasa sin que la vean. Es el hada del mar, así las has llamado porque te recuerda a las figuras de los cuentos, alta y delgada.
El viento corre, gira, nos saluda al pasar por el cruce de las calles Atahualpa y Chiclayo, esa a esa esa pequeña cuadra de la calle, que tú has bautizado como Checoslovaquia.
tiene un corazón blando como el nuestro y nos saluda.
(y vamos por la calle que bautizaste como checolovaquia, por Washinton por España, todas las has vito en el atlas del mundo de tu papá el fue marinero, y a veces se quedá callado y pensativo y lo ves cerrar los ojos por unos segundos y al volver a abrirlos sonríe como si regresara de un largo paseo por esas tierras que nunca conocio, como tu cuando a veces cierras los ojos en clase de matemática y por un segundo vuelves aquí en un largo paseo por la neblina, y al abir de nuevo los ojos estas contenta otra vez, como la balbula que usa la vecina para respirar, asitu necesitas cerrar los ojos para poder caminar.
Al llegar a la esquina cruza la pista, abre los brazos, corre hacia el acantilado.
Yeniva Fernández. Licenciada en Bibliotecología por la UNMSM. Es autora de los libros: Trampas para incautos (2009) y Siete paseos por la niebla (2016). Cuentos suyos han aparecido en las antologías: 17 fantásticos cuentos peruanos: vol.2 (2008), Disidentes I: antología de nuevas narradoras peruanas (2011), El cuento peruano: 2001-2010 (2013), El fin de algo: antología del nuevo cuento peruano (2015), Arriba las manos: muestra del relato policial peruano (2016), Como si no bastase ya ser: 15 narradoras peruanas (2017), Turia: edición especial dedicada al Perú (2018), Más allá de lo real: antología del cuento fantástico peruano del siglo XXI (2018), Intervalos:12 narradoras peruanas (2020), 21 Relatos sobre mujeres que lucharon por la Independencia (2021). Asimismo, ha participado en Congresos y Encuentros de Literatura Fantástica, Narradoras Peruanas y Literatura Escrita por Mujeres, además ha escrito artículos de crítica de cine para las revistas: Godard y Las Críticas, y condujo el Club de Lectura PETROPERÚ.