Con un aliento parecido al de Eielson, los poemas de Elías Rosario se reconfiguran, se reformulan, se replantean. Estas esculturas de palabras dejan que el lenguaje brille por su textura. La repetición es un recurso que nos obliga a leer con cuidado aquello que se ha dicho y lo que aún queda por decir.
J.G.
En este juicio decapitado
Sin rumbo el reloj, [ b o r u m s i n ] reloj sin rumbo, sin rumbo, sin rumbo el reloj; Suspira la monja en el balcón y clama. A lo estéril clama tres de sus pieles en el balcón. De las más sordas, tres. ¡Sorda de revueltas! De revueltas, la Sorda. Escura del agua, pan de misa, S a n t i g u a m i e n t o . ¡Sorda de sordas! La de ecos, la de labios muy ajenos al fogón.
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Adagio
Vaga de casa en casa el agua, hierve en la estufa sin alborotar la olla. De puerta en puerta la niña, la que es de carne se mece junto a las sábanas blancas, están todas tendidas y en desuso, inertes al tacto, las sábanas en el suelo, del suelo, de su suelo. El agua hierve, no acaso del pozo, no del grifo, en el pozo sólo hay bultos rojos. La niña se mece, se desliza, acaricia bemoles y sostenidos vientos que sopla el Locutor desde Ciudad Angélica. Pero no a falta de fuego se colapsa el agua sabe Dios de dónde, no a falta de tiempo entíbiese el pecho. Nuestra niña sigue allí, inerte, intacta.
Elías Rosario (Cabo San Lucas, BCS, 2004); Joven escritor, estudiante de preparatoria. Ha sido publicado por el Instituto Cultural Iberoamericano (ICI) en la Antología Poética Mexicana “La Palabra Provocada”. Recibió el Premio Internacional Iberoamericano “El Nevado Solidario de Oro 2019”, con sede en la ciudad de San Rafael de Mendoza, Argentina. Aparece en la antología “Diamantinas” publicada por la Colección Poetazos y el colectivo La Otra Feria.