Scroleando ideas
Hoy me encuentro aquí sentada scroleando mis ideas en el baño con la misma rutina diaria de limpieza facial para hacerles un análisis cosmetológico de cómo vivimos les poetas los procesos electorales del Perú en medio de la segunda ola de pandemia y quizás un tsunami que se esté propagando con la “sepa brasileña” así le llaman. Les escritores tenemos una responsabilidad grande si es que estamos publicando y propagando nuestra palabra que en muchas ocasiones importa un pepino en cualquier coyuntura; pero importante tomarse esa responsabilidad comunicativa de educar, incentivar e incomodar en el mejor de los casos.
Me permito por eso en esta columna “Saca Las Chelas” no solo “reseñar” sino destapar una pilsen y que suene una cumbia nacional para analizar este proceso volátil que estamos viviendo, ya los incómodos rostros de candidatos poco agraciados sopean nuestra paciencia si tomamos un remise, tacho, taxi o uber en la capital más congestionada en pleno sol y humedad y nos gusta mirar por la ventana cuando estamos en ruta. Si es que salimos a reunirnos con alguna compa porque la soledad también inunda la psiquis. Hoy me encuentro harta (como muchas), de esos mentones titubeantes que salen en pancartas, de estos hombres que no quieren aprender más de lo que sus asesores les indican, y no solo sucede con los candidatos presidenciales, sino en las mismas candidaturas a las curules.
Candidatos al congreso, gente de mi generación muy poco preparada, muy auto encasillada en solo criar niños y cumplir con los colegios, leyendo política ya masticada sin ningún reparo en invertir 1 hora de tiempo en alguna lectura de ficción o fantasía. Les aburre complacer a sus ojos de niño y nutrir su imaginación porque solo se burlan de quienes piensan distinto a ellos y no se revisan la empatía. Dicen que ayudarán a los ciudadanos de los asentamientos humanos, gente que vive en los cerros de Lima, áridos, gente sin agua, desagüe, vivienda digna, nada digno. La enfermedad les toca la puerta cada mes, y ellos se ponen las mascarillas con los numeritos y los logos pero por dentro saben, no son brutos candidato, saben que luego que ningún congresista irá. Y seguirán las ollas comunes, las bebidas comunes, las fiestas comunes, en el barrio. Ayudándose entre vecinos, colaborandose cada fin de semana porque no se sabe a quién le tocará luego.
A esto sumarle la poca intervención de estos candidatos en términos de salud, no lo tienen prohibido. Sé que es una logística suprema llevar un poco de salud a sus futuros votantes pero qué les cuesta un poco de agua, comida, protección, vitaminas ¿Jugarían sucio con eso, repartirían pastillas falsas, canicas, solo para que una señora con los OJOS chinos de tanto llorar este año fatídico les diga: si papito votaré por ti, viendo su rostro blanco y sin arrugas en sus ojos llenos de legañas o cataratas? La gente quiere un cambio señores.
Les niñes se merecen lo mejor
El pobre es pobre porque quiere, dicen quienes tienen uno o dos carritos de unos milloncitos y se creen porque ven el mar en su balcón. Qué fácil chambeando duro comprarse su depa, y bicicletas para todos sus sobrinos. No señor. La vida no es así, hace hambre, no tenemos tele, 100 soles es una fortuna que ganaríamos quizás en una semanita y no alcanza, tenemos pequeños, que con todo el dolor del esfuerzo van a un colegio que ni siquiera se merecen, porque nuestros pequeños y pequeñas SE MERECEN LO MEJOR!
Estiro mis manos hacia donde esta mi gata, qué privilegio tenerte a mi lado le digo, ronroneando, tener una cama con un colchón cómodo. Soy una privilegiada, me abusaron y acá estoy, me criaron fujimoristas pero soy antifujimorista, tuve techo, comida, educación e INTERNET. Tuve a dios encerrado en el corazón de mi papá. Lo tuve a mi lado y no yendo a propagar su ADN en multiplicidad de medios hermanos que algunos primos míos tienen, que algunos amigos y amigas.
Es un momento con pequeñas felicidades aquí en Lima Perú. En la Selva y la Sierra del Perú. Con Dengue, con diversas covid, vacunando lentamente a los ancianos, con noticias de que todos nuestros familiares tuvieron o tienen covid, se están recuperando, otros no. Amigos que salen de un coma de varias semanas, gente menor que yo. Nefasto. Del 90 hacia acá, solo ha sido una continuidad de malas decisiones políticas, de irresponsables elecciones presidenciales. Intentamos corregirlo en este bicentenario pero a veces colgamos los chimpunes, nos vamos a una reu covid, una fiestita para poder caer en estupefacientes y ver unas horas la vida de colores, quizás así vayamos a votar, igualito a nuestros padres borrachos (en la mayoría de casos).
Cuando desaparecen esos trips el aire sabe amargo y nos bañamos, intentamos despertar y sentarnos en las compus, laptops, o echarnos con el cel a diseñar collages. A editar fanzines o llenar de entradas algún blog. Porque queremos salir, estamos prisioneros. No solo en casa, sino en todo el mundo. Creo que ya va siendo tiempo de que digas lo que piensas bebé, no te quedes callada ¡Sal de tu carcel! Que los demás aprendan a ser tolerantes, y siempre plot twist ñaña, plot twit y cambiar el chip para renovarte. Desaprender y aprender nuevas cosas. Pero eso si amiga, sin fascismo, sin poner en riesgo a quienes amas, sin lamerle las botas a los hombres.
Fiorella Terrazas Espinoza (@fioloba).
Marzo del 2021