Caldera de veneno // David Matuska Olzín

La sintaxis tiene un efecto físico. En su exploración encontramos movidas inesperadas en nuestro ejercicio oral diario. Al leer en voz alta estos poemas de David Matuska Olzín siento el verso como un plano geográfico lleno de caminos de terracería y trenes que rompen viejos rieles. Pensar en el poema como un ejercicio de cartografía nos puede llevar a sitios donde hasta el cuerpo es desconocido, ¿dónde está el camino a la biblioteca que no será?

E.L.A


Casas de piedra

Casas de piedra,
oscuridad,
agujero en el Universo.
El ojo en la palma de la mano,
el puño abierto de par en par.
El cuervo sabía por dónde no volar.
El último asesino de estrellas creado por mí
se ha atrofiado,
y de rodillas está
en el cardizal,
porque sabe,
que el castigo aprieta ya
y que dios jamás le perdonará.

Caldera de veneno

Tengo que escribir,
de la mano cogido caminar
por la calle donde pasan coche grandes,
motocicletas
y atrás quizás también los caballos.
Pero solo si estamos preparados
para las gargantas de los chacales,
discursos de agradecimiento
de los funcionarios del partido,
saludos falsos de nuestros compañeros de trabajo,
que nunca hemos querido ejercer.
Luego sí,
es veneno puro que hierve en una caldera.
¿Tocamos un rato, amigo?

Un Madrid rápido

En el tren a Madrid.
Un tren rápido, como si ni siquiera fuera un tren.
Leyendo Heart of Darkness, lo que ya intenté
cuando bebía mucho.
Desde el tren no se ve nada,
todo se refleja
y no se nota que estamos en movimiento.
Cuenca, las casas colgadas.
Una mujer guapa pasó a mi lado
y casi no llegó a bajar.
Es algo triste, todo en esta historia es
de alguna manera triste.
Estoy celoso, me tienen celos a mí y
Conrad escribe sobre la mentira.
Estoy triste, es como debo sentirme
y al lado pasa la gente, tienen hijos,
tienen dónde y por qué ir.
A algún lado, a ver a alguien.
Yo me invento unas vidas extrañas,
poco posibles, irrealizables.
Este tren parece muy estéril.
La luna es pura furia, atrocidad.
Un Madrid rápido.
Me imagino el encuentro en una biblioteca,
que biblioteca no será.

David Matuška Olzín (1976, Karviná, Silesia, República Checa) nació entre el carbón y la cerveza detrás del Muro de Berlín, en Silesia, en la antigua Checoslovaquia. Recorrió distintos países europeos donde cursó con más o menos éxito estudios universitarios de Traducción e Interpretación y Filología Inglesa. Desde hace tiempo está afincado en Elche, España, donde trabaja como artista, filólogo, traductor y profesor de idiomas. Artista polifacético, poeta, músico y compositor, es el fundador de Matuška Project, compañía que se dedica a la creación, producción y realización de espectáculos que fusionan poesía, música, artes escénicas y visuales. Presentó espectáculos de propio taller basados en poemas de un gran abanico de autores internacionales. Actuó en la República Checa (1994-2019), España (2008-2019), Polonia (1998) y Eslovenia (2010).

Ha publicado los siguientes poemarios: Láska je nemocná čarodějka (1994, Silně koncentrované kakao), Halfyzická poezie (1995, Silně koncentrované kakao), Srdce je jenom sval (1996, Silně koncentrované kakao), Olzínova cesta / El viaje de Olzín – Poemario visual (2010, Kunkava), Olzín a Alča dětem – Poesía para niños (2011, Kunkava), Pasado propio (2018, Frutos del tiempo), Patrik M. (2019, Boria Ediciones)

Con Matuška Project realizó los siguientes CDs bilingües: Matuška Project (2011), Soñé (2012), Fronteras/Hranice (2016), Patrik (2019) y el cortometraje: Fronteras, poema en movimiento (2016).

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