Estos dos poemas de Victoria Mallorga son pura EUPHORIA, neón y discoteca de ambiente, donde se desenvuelve su hyper- erotismo lésbico, esas sensaciones todxs las conocemos. A los 20 años a unx le brilla el alma fumando un pucho y bebiendo incontables litros de cerveza. En ese frenesí salvaje se conoce a una fiera, de las que te enamoras una noche o dos. Ese filoso juego de besos y amor es absolutamente mi track preferido.
F.E.T.E.
hindsight is 20/20
no voy a decir que he perdido la voz entre fiebre y seco entre maquillaje en el baño las vocales largas y más largas de dicha rebotando en las baldosas, dos copas al borde del lavabo servidas del burbujeante inicio de la noche, el borde abierto de Miraflores que augura frenesí y quiebre, la fricción de la luz sobre tus ojos: no voy a confesar que he perdido la voz tan temprano el club a la una es otra criatura que espera mientras previas y previas vodka de manzana y margaritas en el sofá de algún alma gemela, entre labiales y risa humareda que si tomas el fourloko y el taxi a la puerta y si te sientas en mi falda, señor, vaya por Benavides, sí toda Benavides con la luz irritante de las farolas, la calle corriendo cuesta arriba, mil de brillantina y risa floja que se chocan con el bouncer que pide dni por favor mientras la música asciende por tu tobilloesta es la fugacidad
el destello de la mariconada dichosa el trago corto, la manada, los faros de Valetodo en el ojoesta es la añoranza en octubre
ahora sentada en el balcón de los meses fríos centenares de días enclaustrada pensando que esa era la madrugada cumbre y frágil, las escaleras temblando a poquito, hasta que la pista se encendía relámpago, causales de la risa respirando entre jarras de cerveza, haciendo eco en la escarcha de performances la dicha eufórica certeza absoluta, casi insólita, de que este era el lugar más seguro de la tierra.
Lykke Li emitiendo desde Lesbos
revoloteo de luces en el iris la pista de baile es efímera como ríos constantes, el mutar rápido de los cuerpos que van por cerveza, o cambian de pareja bajo los reflectores, esperando que toquen tu pieza, que el dj de electrónica se digne a poner el remix que rebota en tu mente mientras piensas en meses atrás, en ese beso sobre el sofá de tu mejor amiga, que bajo por tu cuerpo como sorbos de champagne hasta tu vientre, como la calidad vaporosa de edm a las tres de la mañana cuando el ácido láctico lame tus piernas de manera insistente, el tipo de afecto que no se aferra, que se pierde entre los cuerpos, aunque solo quieras permanecer bajo la performance bajo el rebote de la música en el arco de tus pies, el sudor de la blusa hawaiana pegada contra tu pecho, que recuerda otro cuerpo mientras rauda, la pista se aglomera una vez más, el ritmo de un rio burbujeando tomando posesión del ser, lykke li emitiendo desde algún lugar en Lesbos, irradiando el lugar de la fosforescencia del amor adolescente el frenesí iluso de los brincos sobre losas relámpago. esta noche la luz revolotea hasta posarse sobre tu frente, hasta sentir tu pulso dispararse con la canción correcta, con la nostalgia enfermiza, de tomar tanto tanto que acabes en la calle fumando para no llorar.
Victoria Mallorga Hernandez (lima, 1995) tauro, trickster, poeta. es editora asociada de palette poetry y gestora cultural en antifil. actualmente cursa un máster de publicación y escritura en emerson college. ha escrito albión (alastor editores, 2019) y en abril publicó su primera plaqueta, absolución, disponible online. reseña libros en el boletín mensual de la libretilla y su poesía ha sido publicada en español e inglés en revista lucerna, el hablador, perhappened, y kissing dynamite, entre otros. la puedes encontrar en twitter e instagram como cielosraros.