La revolución hoy en día va de la mano con la militancia de lo tierno. Queda claro que los poemas de Mussio están más cercanos a una canción de cuna positiva para nosotres, les adultes. Su reflexión alegre es una militancia. Una caminata en el parque y detenerse a mirar el brillo de las hojas, deberían ser parte de nuestro itinerario diario, tanto como leer estos poemas. Rememorar el amor perdido de la adolescencia, y reírse de eso. Coronar a nuestros perritos por habernos dado amor en tiempos pandémicos y de cuarentena, siempre son una buena opción para hacer tu acto dulce del día. Atrevámonos a cometer más actos dulces.
F.E.T.E.
éramos chicos y vivíamos en la boca
romantizamos la idea de vivir para siempre en una isla vos comías una naranja, arrancabas con tus dientes la pulpa de la cáscara, el jugo chorreaba por tu dedos, eras un espectáculo increíble teníamos pantaloncitos cortos en esa época no éramos hombres todavía mi abuelo siempre cuenta esa historia de su amiga se llamaba creo que valeria, valeria juana maría o algo así, siempre perdía en la escondida porque tenía un moño negro gigante en la cabeza que se veía detrás de los escombros cada vez que te vi yo también disimulé muy poco, era amor pero también estábamos chillando de pena, bajé corriendo de la cucheta y metí la pierna entera en el balde en el que hacíamos pis, me esperabas comiendo naranja en la vereda y te reíste de mí, cabalgabas un caballo azul de palo tenías un sombrero de cowboy y disparaste contra mí bang el elástico se partió y pegaría justo detrás de mis rodillas bang tiraste una bomba en mi Hiroshima ¡bang! siempre me dejé morir primero porque yo siempre te quise más de lo que vos me quisiste a mí, yo me quedaría en la isla para siempre la vecindad que conocimos ahora es un negocio de souvenires truchos y mi corazón es una virgencita que se pone rosa con el clima
clint malarchuk
la cuchilla de un patín corta la yugular de clint malarchuk y se desangra en vivo en la tv pública canadiense. dos personas tuvieron un ataque cardíaco, once se desmayaron y muchísimas vomitaron mientras su sangre rojísima teñía el hielo seco y clint malarchuk se arrastró por el hielo pensando “no quiero que mamá me vea morir por la tele”. clint malarchuk llegó a amar tanto a alguien que fue capaz de llamarla antes que a dios y que al médico ex combatiente de la guerra de Vietnam que ahora es referí de hockey sobre hielo, amó tanto a alguien que mientras se estaba muriendo, porque estaba seguro de que se estaba muriendo, incluso aunque al final no se murió, por un segundo estaba seguro y su cuerpo se vació de sangre y pintó un cuadro único que fue desparramado por una trapeadora automática que intenta limpiar y falla de una forma horrible mientras más y más gente se desmaya ante el espectáculo, solo pensó en ella y dijo “no quiero que sufras por mi culpa, no quiero que sufras nunca.”
le hice un altar a patti smith en mi cuarto
y mientras le rezo pienso en el primer hijo que tuvo y decidió dar en adopción. considero la posibilidad de existir como hijo de patti smith pero lejos de patti smith, ser la razón que podría haberla convertido en una maestra jardinera y no una adolescente de 19 años que toma un colectivo se cruza a robert mapplethorpe y le pide, descarada que si piensa regalarle a una chica aquel collar violeta que esa chica sea únicamente ella. cuartos con estrellas de seis puntas y tules oscuros con dibujos porno y polaroids tapando las ventanas, toda la música que no hubiera sucedido si el hijo dado en adopción de patti hubiera atado sus tobillos como estacas en la tierra, pienso en sus noches sentado en el porche de su casa de estadounidense promedio con su esposa promedio y sus hijos debajo del promedio, noches de verano sofocantes cada vez menos luciérnagas una cerveza que se calienta mientras mete su mano en su calzón imaginando formas en los pastos mientras la otra mano abolla una lata vacía. pienso en dios, porque antes de patti estuvo la primera comunión y el primer sorbo de vino que no anticipó nada de lo que estaba por pasar, pienso en dios que debería haber tenido miles de hijos pero uno solo descendió para nacer de entre las piernas sangrantes de una mujer pobre en medio oriente, en lo que debe ser saberse el único hijo destinado a morir, a morir como morimos los demás a sentir dolor en el cuerpo como en el cuerpo sentimos los demás, personas comunes amontonadas en patios con el pasto crecido abanicándonos con revistas que dejaron de imprimirse y se acumulan porque nunca nos decidimos a tirarlas con mosquitos pegoteándose en nuestra piel sudada, aventurando dedos que se filtran entre muslos que se abren de a poco, en clavículas que se estremecen pelos que se erizan con el tacto porque el hijo de dios murió por los pecados de alguien pero no por los nuestros.
cuando estoy triste escribo poemas de amor para recordar que la vida es hermosa
deberías saber que hoy hiciste algo hermoso y ya podés echarte a dormir en el pasto, con tu perro o quién sea pero no dudes de que por fin podemos estar más tranquilos, si estabas corriendo enloquecido y de pronto paraste porque una paloma tenía algunas manchas blancas irregulares en la cara y dijiste “waw” creo que podemos considerar esa como tu buena acción del día. estoy tratando de convencernos de algo nuevo: deberías leer esto con las voz de tu abuela, deberías saber que las voces son lo primero que se olvida, que tu cerebro va a desarticular los sonidos y de a poco va a reemplazar las caras con pinturas abstractas, que lento vas a dejar de recordar las cosas y por eso quizá te convenga hacer menos esfuerzo por sostener lo que está tendiendo a hacerse pedazos. ahora estamos de nuevo en esa fiesta, y sabés que mi boca se va a volver abeja buscando flores raras y con colores extraños para rozar apenas, y sabés que voy a darte vergüenza probablemente bailando de una forma muy poco sensual muy poco prolija, y deberías conocerme porque es probable que me vaya del lugar caminando sola y sin avisarte de nada. entonces sabés que si lográs soportarme un día más ya hiciste algo hermoso y podemos echarnos a dormir en el pasto, y yo voy a intentarlo también quizá enviándote esto en un avión de papel que entre de forma juguetona por tu ventana, deberías abrir la ventana y mirar el sol aunque las abejas estén empezando a desarrollar la capacidad de elevarse tanto que se meten en nuestro piso nueve, deberías saber que es bueno que las abejas vuelvan porque si no el mundo se termina. y amamos el mundo ¿no es cierto? k me dijo que su planeta favorito es la tierra, y cómo podría ser la tierra cuando existen júpiter y plutón, pero claro acá tenemos campos de maíz películas de zombies y telescopios para ver supernovas y si bien todavía prefiero a júpiter y a plutón me parece que es un argumento bastante infalible pensar que el planeta más hermoso es este en el que podría encontrar tu cara y su cara y todas las caras que me gustan y reconocer siempre la ternura en una multitud cualquiera.
Valeria Mussio (Tres Arroyos, Argentina, 1996). Dirige la editorial digital Matrerita (editorialmatrerita.hotglueme.com) y es parte del equipo de la revista Poesía Sub25. Realiza videoclips que se pueden ver en su canal de Youtube y sube sus poemas al blog hastaprontoquerida.tumblr.com. Publicó “Manual de supervivencia para un ataque de ira” por HD Ediciones y “¡Hasta pronto, querida!” por Peces de Ciudad.