Los forajidos del canon y otros poemas // Luis Benítez

Aquí se va contra toda idea que pretenda ser doctrina. Los poemas de Luis Benítez cargan con la fuerza de la otredad; su poesía es un lente para observar quiénes son los nuestros, los hijos idiotas de la poesía latinoamericana. Con un humor sardónico y ácido, los textos de este poeta son un justo contrapeso a la tradición oficial y a la figura del poeta ortodoxo.

J.G.


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los forajidos del canon

 allí están los nuestros
 los forajidos del canon de las letras
 los que no fueron como los buenos muchachos
 las buenas muchachas
 que consiguen un buen trabajo en el banco de la 
                                                                        [literatura
 que son buenos partidos para las chicas y los chicos  
                                                                        [casaderos
 de las decentes editoriales que son como una familia
 donde siempre serás el hijo idiota si es que consigues 
                                                                        [entrar
 que saben cómo besar las manos que convienen
 que viajan al extranjero con todo pago
 allí están los nuestros
 tomándose hasta el pulso
 y la humedad de las paredes
 los débiles de este mundo
 cuando en este mundo la sensibilidad es debilidad
 allí los nuestros ya veo su bandera
 los que no saben cómo llevarse bien con el mandamás 
                                                                        [analfabeto
 o el capo de i tutti capi que firma los pasajes
 allí los nuestros suspirando todavía
 por la hermosa/el hermoso que se fue hace veinte años
 sin atender a las estupideces que publica el suplemento 
                                                                        [de los sábados
 allí los nuestros     forajidos del canon
 con sus vinos y sus drogas y su pasado a cuestas
 mientras los hijos crecen mientras los nietos crecen
 mientras la muerte crece a su alrededor como una 
                                                                        [enredadera
 allí los nuestros que ya saben que ser honesto
 no es ninguna garantía
 aunque todavía es lo que debe ser
 allí los nuestros entre cuatro paredes
 cuando logran librarse de la familia las cuentas el 
                                                                        [trabajo
 y miran cara a cara quiénes son
 ven a pessoa saliendo de la tabaquería
 con el hígado a cuestas
 a dylan thomas muriendo de poesía
 ven a mengana y mengano igual que ellos
 lejos del canon y no alcanza y no alcanza y no alcanza
 pero
 la vieja guerra sigue viva entre los huesos
 la vieja guerra que leemos en los libros
 la vieja guerra que llevamos y honramos atravesando el 
                                                                        [día 

.

¿por qué tampoco soy comunista

 vieja esperanza del día    ensueño de la  mejor otredad?
 porque antes tendría que ser humanista
 y yo detesto a los míos    a los que frotaron madera dura
 y madera blanda para inventar el primer fuego 
                                                                        [artificial.
 viejo sueño (también inventado por el hombre)
 te protege un dorado alzheimer de ver cuánto    cuántas 
                                                                        [veces
 ardió en sus llamas azules    cuántas piernas y brazos
 cuántas veces se iluminó la antorcha del fanático que 
                                                                        [arrasó
 en nombre de amón de cristo y de josé stalin
 -de las sutilezas explicadas por espadas admirablemente trabajadas-
 lo mejor que nuestros propios artificios alzaron de las 
                                                                        [sombras.
 ah    qué bella idea morir por una idea    pero ya 
                                                                        [sabemos
 que todas las ideas del hombre han sido bellas
 como cualquiera cuando es joven
 aunque haga el amor con los ojos abiertos.
 sucede que las ideas se hacen maduras y ciertas
 cuando las manos del hombre
 las soban y modelan    cuando las convierten en leyes y 
                                                                        [las envejecen
 haciéndolas imperar en prohibiciones    en tabúes 
                                                                        [y reglas
 entonces las ideas dejan ver
 sus caras de brujas   sus garras y sus dientes
 lo único que vemos de una idea cuando baja 
                                                                        [férreamente
 unida del brazo de los hombres a la tierra.
 es allí    como en los cuentos japoneses de fantasmas
 cuando comprendes que has dormido
 una larga noche en brazos de un esqueleto
 y que la naturaleza muy seguidamente se equivoca.
 así hace vivir a seres a los que les faltan o sobran partes
 como el ornitorrinco    a mitad de camino entre la 
                                                                        [nutria y el ganso
 o el hombre mismo    un mono que nace loco y muere
                                                                        [idiota. 

.

 sobre la necedad de los cuentos de hadas

los buenos casi nunca ganan.
 el amor es más débil.
 por lo habitual ni tarde ni temprano
 se hace justicia y el tiempo
 no es capaz de curar
 ni la más mínima herida.
 ¿pero qué sería de nosotros
 -comprende, estima y valora-
 sin los cuentos de hadas? 

.

 maldición eterna

 nos dotaron de predisposición a las caries
 nos inculcaron toda su tristeza
 cada frustración nuestra fue un destello
 de ajenos asuntos ocurridos en 1950
 fuimos el resultado de una noche de cerveza
 de una reconciliación tras pelear por los impuestos
 una infidelidad sorpresivamente descubierta
 nos dieron la réplica de sus horribles infancias
 la adolescencia avasallada por los reyes
 la madurez resentida de tan pesada herencia
 la vejez fotocopiada de sus dos rostros cansados
 mirándonos fijamente desde las lápidas
 ninguno pensó al entrar a la cama
 en que un crimen apretaban entre sus brazos
 ah y el cuento del amor
 el amor de los padres por sus hijos
 de los hijos por sus padres
 la coartada 

.

 determinaciones

 los romanos saltaban sobre una espada
 los vikingos viejos se sentaban en medio de la nieve
 los punks de los 70 lo hacían más despacio
 los chicos franceses cuentan minuciosamente
 las 50 pastillas de paracetamol
 y esta ventana que me espera atenta
 con su gran boca abierta de 11 pisos de profundidad
 se pregunta qué clase de cobarde es este
 que vacila incluso en caso de tan extrema necesidad
 cuando la generosidad del vacío
 apenas necesita del salto final desde una silla
 objeto que siempre será
 mucho más amable que una espada 

.

 taxidermia

 tomar un buen poema y quitarle cuidadosamente las
                                                                        [tripas
 que son tan venenosas como las del pez globo
 rellenarlo de paja académica
 peinarle los pelos como está a la moda aunque
 insistan en irse para el otro lado
 colocarlo sobre un pedestal y aplicarle en la base
 una placa de bronce con su nombre imaginado en
                                                                        [moderno latín
 y la bestia inmóvil nunca más joderá 

Luis Benítez nació en Buenos Aires en 1956, donde reside. Ha recibido el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2007). Sus 36 libros de poesía, narrativa y ensayo han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay. Último poemario publicado: “The afternoon of the elephant and other poems” (traducción de B. Allocati / George Franklin, Katakana Editores, Miami, EE.UU., 2020).

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