Los versos de Joelia Dávila se despliegan como cascada. Además de tocar aquellos temas que nos son naturales, como la muerte y la angustia, la fuerza lírica de estos poemas está precisamente en que se desbordan como «rápidos peligrosos» o «cascadas mortales«. Son estos poemas-salvavidas una suerte de remedio contra el encierro y de «coreografía de papel» para los tiempos que corren.
J.G.
Salvavidas
I
me abriré al mundo
en un río de palabras bruscas
en rápidos peligrosos
en cascadas mortales
con frases que me desdoblen
que me aniquilen
que me desborden
aunque al final sólo sean
cursis palabras
en poemas sin sentido
II
una serie de rutinas
una misma rutina aglutinando a otras
una metarrutina
que me encierre
que me mantenga cuerda
que me contenga
para poder decir
“he fallado a la rutina”
“llegué tarde”
“incumplí el punto nueve”
y así
poder justificar
mi fútil existencia
III
instrucciones para quedarte en casa (si la soledad te ha pillado en la cuarentena):
- tener una casa donde quedarte
- tener los insumos necesarios para quedarte
- dejar afuera a los demonios
- abrir la ventana para tenerlos a la vista
- cuidar tus ojos
- tirarte en el piso
- dormir mucho pero no demasiado
- comer mucho pero no demasiado
- llorar mucho pero no demasiado
- distinguir mucho de demasiado
- mantenerte con vida con cualquier recurso
IV
no me hace
la historia
única
no me da
la ansiedad
tregua
no me suelta
el llanto
los ojos
no me liberan el sarcasmo
la risa
el sueño
del sobresalto que el día
luminosamente cruel
me provoca
V
paseo en diez metros lineales
surfeo en las olas de un pánico obsceno
que se mantiene en silencio
-marea baja cuando parezco acompañada
simulo risas
simulo charlas y pasiones
actúo rondines
me disfrazo coreografías de papel
en anchas faldas vacías
fingiendo una vida ocupada
mientras paseo entre diez metros lineales
para que el pánico
obsceno
se mantenga sin luna
-marea baja y no me ahogue en tsunamis
VI
enciendo una vela
para quemar el aire de mi encierro
aparece mi sombra
silueta de espaldas
rompiendo la armonía del fuego
de su danza dulce
de su andar salvaje
acotando mi perfil
puntualizando
enalteciendo que
es mi volumen
es mi materia
la carne de mi cuerpo
la sal de mis ideas
mi furia
el miedo
los dedos necios
mi ceño
la piel diluida
el recipiente de mi sueño
lo que me ahoga
lo que aniquila el oxígeno
lo que me encierra
aquello en donde
casi sin aire
casi sin vida
aún me contengo
VII
(“ya muerto voy a llevarme
nomas un puño de tierra”)
y al pensar en mi muerte
la que añoro sin vivirla
me lleva la idea al abismo
de una paz inmediata
sublime y tersa
hundida en una tierra blanda
que empuñará
mi eternidad
VIII
yo traigo a la muerte
latente en los ojos
-lo supe aquella noche en que lloré a un muerto
que no conocíase me quedó pegada
-me atrapó al azarse me atoró entre los hombros
y la vértebra de mi voluntad
me dobla las piernas
y las ideas
me cansa los brazos
y la furia
me mantiene en vida
por conveniencia
así la ansío
así me quebra
yo traigo a la muerte
pegada detrás de los ojos
colgado de las orejas
clamando en mis pupilas
por luces eternas
me enseña
-se ensaña paraísos inauditos
vidas luminosas
francas
lacias
para luego tronarme una bala
en el rostro
sin matarme
IX
me quedé varada en este sitio
en esta pausa que es
un paréntesis de cemento
estoy entre la estancia y la habitación
entre la puerta y la ducha
entre mi furia y mi vergüenza
entre la duda y el miedo
atorada en el quicio que es
el umbral entre el no más
y el ya veremos
Joelia Dávila (Mexicali, Baja California, 1978) Poeta, arquitecta, maestra en Estudios Socioculturales, tallerista de creación literaria, redactora freelance, gestora urbana y estilista canina. Obtuvo el reconocimiento como Precursora de la Cultura en Mexicali en 2013, fue becaria por el Instituto Mexicano de la Juventud en 2005 y por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en 2003. Ha sido jurado en diversos certámenes literarios de la localidad. Ha desarrollado arte-instalación y publicado poesía y narrativa breve en revistas nacionales, libros y antologías. Ha publicado dos poemarios: Del polvo a la piel (2006) y Ferogramas (2016).
A logrado tanto a su corta edad, ¿cuanto más le hace falta? Se que nunca es suficiente y es inspiración para mi. Una mente mexicana brillante digna de elogiar y hacer mía como de cada mexicano.
En sus poemas descubrí cosas que no veía, a través de tan gran escritora se puede sentir la vida diferente, con más profundidad y en la parte más sencilla de nuestra existencia. ¡Felicidades Arquitecta!
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