Hay una erótica líquida en el lenguaje. Incorpora nuestros cuerpos en una dinámica moldeable, casi deformante. Este poema visual de Juan Pugga utiliza este principio a su favor de tal modo que la gota como significante tiene una agencia que penetra en la construcción de un cuerpo. Conforme avanza el desarrollo cinético del texto, gota y cuerpo se pierden en un mismo abismo lingüístico creando el efecto de desorientación. Si el cuerpo es la primera dada, quizá la única, ¿qué sucede si nuestras pieles, huesos y lenguas se vuelven coloides amorfos y de fronteras liminales?
E.L.A.
La imagen que adorna el banner es un poema visual del mismo Juan Pugga titulado “No me soporto”
Gotea
(O acaso un pájaro muerto que gotea llanto.
Pablo de Rokha Acero de invierno)

Juan Pugga (1994) es estudiante de lengua y literatura en la UAH. Participa en la edición de la revista de (re) cuadros literarios Ouroboros- Sorobouro y es colaborador del colectivo literario Araña Vieja. Ha incursionado en la escritura desde muy pequeño, pero desde hace poco a comenzado exponer sus escritos en plataformas virtuales y físicas. Actualmente se encuentra en proceso de término de su primer poemario. En sus tiempos libres practica la fotografía y la bibliofilia.
Tuve ma oportunidad de conocer a Juan Pugga en un trabajo y, si hay algo de él que me quedo grabado, es su pasión por el arte de expresar a través de la literatura. Íbamos a trabajar juntos en la corrección de mi primer libro publicado «Son pelos en la lengua» que por motivos varios nu ca finalizamos, aún así, me siento feliz que ya comience a publicar sus obras.
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