Dos poemas sobre uñas // Rosa Espinoza

La parte por el todo, las uñas antes los ojos de Rosa Espinoza son todo un tratado de la historia espiritual. Estos poemas invocan una corporalidad que exige atención a las minucias de cada detalle y contorno del cuerpo. El elemento erótico se expande fuera de los casquetes comunes para que podamos plantearnos un goce y una cartografía otra del cuerpo. El lenguaje de Espinoza es abrumante como la bruma que viene el disfrute o desazón de la presencia ajena. Las uñas son el catalizador de un no ser en el lenguaje, la búsqueda de una marca geográfica que permita la articulación.

E.L.A.


LA PIEL MÁS FINA

Si he de hablar de mis uñas
lo haré asida a esa piel, la más fina
donde mi cuerpo se alarga
como las ramas del árbol
que juegan con el aire más endeble.
 
Una y mil veces
buscaré sobar el mismo verso
que de repetirse hará cantar
el filoso extremo de mis dedos.
 
Hablaré, sí, de mis uñas
como si nunca hubiesen rasgado piel alguna
como si ignorara el filo de su borde
como quien escribe lamentos
en la carnosa densidad de una espalda.
 
 
Las uñas son todas
                                 esquirlas
trozos de piel endurecida
tejido marchito,
espectador del desuello, trama desprendida
en la tersura de los frutos
o en la violencia salvaje
de la calle oscura.
 
Uñas somos
y en su incisiva transparencia
habita la verdad del origen
testifican el nacimiento
y dan fe de nuestra muerte.

*

Esmalte

Ella toma vino blanco
porque hace juego
con el esmalte de sus uñas.
 
Acomoda los dedos
en la barriga cristalina de una copa
y los mira subir,
arrimar a su garganta
la esencia frutal y la arena
del valle aburrido.
 
Los cinco deditos
dormitan en el espejismo
donde otras manos
desprendieron racimos de futuro fermento,
del bienestar transitorio,
muy lejano a su afán.
 
A ella no le gusta el vino blanco
ni mira el sol tras de unos lentes.
Su sombrero no combina
con las ramas hirientes
de la cepa tornasol.
 
Tampoco cuenta
los días en su espalda
o si hay tedio,
pues el viento enreda su pelo,
lo acicala salino
con el Santana que anuncia
el final de la vendimia.
 
Ella no barniza las puntas de sus dedos
ni prueba las uvas
pero sí se desgañita
con los viñedos en flor.
 
No piensa en esmaltes
ni en mujeres con sombrillas
sólo llena las canastas
frente a los surcos
que peinan sin reposo
su estupor.

ROSA ESPINOZA Mexicali, Baja California, en 1968. Poeta, narradora, diseñadora, editora y guionista para la radio y televisión universitaria. Su trabajo ha sido incluido en antologías y revistas literarias Es autora del poemario Señero, el libro de relatos Postales de Inglewood, con el que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa Dolores Castro 2017 y Cuadernos de la dispersión ganador del Premio Estatal de Literatura 2018, que otorga el Instituto de Cultura de Baja California.

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