Leer los poemas de Carlos del Castillo es entrar en un juego logoscópico. Los poemas de El libro que no he escrito arremeten contra las palabras que nos revisten. Su trabajo con el lenguaje nos ayuda a desarmar nuestros propios discursos y confrontar aquello que siempre ha estado ahí pero muchas veces nos negamos a ver.
J.G.
EL LIBRO QUE NO HE ESCRITO (SELECCIÓN)
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Hay quien pronuncia la palabra hombre y le sabe a sudor o a ideología, a creencia, a algarrobo, a naranjo. La costumbre típica del caminante de pisar y la perorata y la verga, la acción, por demás acción, del sentenciado. Pronunciar quedamente —criatura inconsolable, árbol simétrico—: la distancia tiende brazos y me abraza. Mientras se recuesta el lenguaje. Y lo aparece, [y El Él aparece.
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1) QWERTY, la errata vuelta de lo no-dicho, y por sus manos: El lenguaje es otra forma de traicionarse a sí mismo. Después de dejar la habitación y un vaso sobre la hoja con la palabra lenguaje desvanecida y una huella dactilar.
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10) El piano de gatos (Athanasius Kircher), [BSO]. Una aguja pincha a los felinos hasta conseguir de ellos un grito, una nota. La música es festividad para un príncipe que escribe mientras cambian cada media hora a un gato muerto por uno vivo.
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ya que no puedo escribir nada articular la sonrisa de la mantícora en las fauces ego y la gramática que en el dolo activa ego y la última voz del que solamente voltea el vaso y se va
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ya que no puedo escribir nada en una mano alzada en trono confieso éste mi rostro enjugado por la mistura y éste mi rostro ajeno a todos los que fui en este no poder que el lenguaje es otra forma de traicionarse a uno mismo en este mi rostro me escribo
Carlos del Castillo (1989). Poeta mexicano. Autor de dos poemarios. Obra suya forma parte de tres antologías nacionales y regionales. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín 2011 y el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2016. Ha sido becario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico pecda Tamaulipas 2012.